Estas fotografías de retrato fueron un obsequio para alguien que siempre se sienta en la entrada de la iglesia cerca a mi casa. Esta persona pide un poco de dinero o sobras de comida para tener en el día sin molestar a nadie y todo a cambio de una sonrisa.

Jairo Hidrón me tomó por sorpresa mientras iba caminando por la calle con mi tía. Paré por un momento nuestro recorrido y pensé que sería genial hacerle unos retratos, aprovechar para conocerlo un poco y saber de su vida. Nos acercamos con respeto y le preguntamos si se dejaba hacer unas fotografías. Él, un poco extrañado por la propuesta, accedió.

No cuento con un estudio propio y no veo eso como una desventaja, saco partido de ello por lo que aprovecho al máximo los espacios donde hago mis fotografías tanto en lugares abiertos como cerrados. Ya en la casa, creamos un estudio de fotografía improvisado en el patio. No quise demorarlo con tanta parafernalia fotográfica así que empecé a hacer el test de luces de inmediato.

Para esta sesión usé una cámara NikonD7000, una cabeza de flash y un octabox de 120 cms y rebotaba la luz con un fléx de 60 cms. Siempre trabajo conectado mi MacBook Pro por medio de Theter Tools, pero por cuestiones de la locación no lo pude hacer.

Las fotos durante la sesión iban surgiendo mientras compartíamos experiencias de vida. Jairo me habló de sus familiares que han trabajado en cargos políticos pero que infortunadamente lo han olvidado desde que era muy joven. Ahora continúa con su vida nómada mientras sobrevive gracias a la caridad de las personas. Una de las cosas que me causaron curiosidad y asombro fue que aparte de la foto de la cédula, nunca tuvo otra oportunidad de estar frente a una cámara.

Quedamos con un producto del cual estoy orgulloso y Jairo quedó muy contento con las fotografías impresas que lleva consigo en su maleta.

A continuación, el resultado de la sesión:

Gracias por leer.

Si tienes un comentario, no dudes en escribir. En la pestaña blog también tengo más historias como esta.