Ha pasado tiempo desde la primera sesión de fotografía que hice para la academia Allegro Ballet. Fue allá en el 2018. Sin duda fue un momento muy agradable, logramos resultados acordes a las ideas que Juliana, la directora de la Academia y yo, teníamos en mente.
Ahora con una nueva sede, nuevos estudiantes y algunos que todavía están de esa primera sesión, vuelvo a trabajar de la mano ellos. Fue un momento muy emotivo, nos reencontramos y nos pusimos al día luego de tanto tiempo.
Juliana y yo nos reunimos en su nueva sede y discutimos acerca de proyectos a corto y mediano plazo con Allegro. Ellos siempre están ensayando y teniendo planes para futuras presentaciones por lo que todo tenía que ir de la mano con su calendario. Allí tuve la oportunidad de conocer con algunos de sus estudiantes y les mostramos parte del trabajo realizado previamente con los muchachos.
Pactamos que para este nuevo proyecto yo realizara las fotografías para una presentación a los padres de familia y amigos. Por lo general, en Allegro, las clases se dictan de manera privada para evitar distracciones y enfocarse en lo principal, pero cada mes Juliana tiene la dinámica de abrir la academia para que las personas vean los resultados de la disciplina y entrega por la pasión del ballet.
Después de la reunión con Juliana, me surgió el siguiente interrogante: ¿cómo puedo retratar unos ensayos y una clase de ballet?
Inmediatamente me puse a buscar referentes, miré bastantes sesiones y también revisé el espacio donde se iba a realizar la práctica libre además de la iluminación, claro.
Siempre pensé en el blanco y negro para el ballet, le da una elegancia y aire de intimidad potente. A medida que iba revisando trabajos de otros fotógrafos, pintores y leyendo al respecto tomé la decisión de aventurarme y arriesgarme por el blanco y negro. Fue algo completamente diferente ya que, en mi trabajo publicitario, dependo mucho del color para vender un producto o un servicio.
Le presenté la propuesta a Juliana y ella aceptó sin dudarlo. Al principio estaba un poco nervioso por los encuadres pero recordé que a veces es mejor dejarse llevar por el momento y la intuición para llegar a los resultados pensados o sorprenderse con ellos. Aveces me cuesta porque siempre tengo ese gusanito maniático del control, de todas maneras logré mantener un equilibrio.
Aquí están algunas de las fotografías que resultaron de esa sesión:
El resultado fue sorprendente, más de lo que me imaginé.
¡Trabajemos juntos!
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